Después de mudarse a Dallas desde la costa este, el inventor de Hoodfins, James Richards, comenzó a notar todos los vehículos en el área con megáfonos y cráneos de ganado utilizados como adornos de capó. Quería ser parte de esta nueva cultura y poder exhibir su propio conjunto de megáfonos en su capó, ¡pero hombre, era costoso y consumía mucho tiempo! Especialmente para alguien que cambia de auto cada pocos años. Obviamente, los orificios para tornillos que sujetan los megáfonos tendrían que repararse y volverse a pintar, ya que es poco probable que el nuevo propietario quiera los mismos cuernos de toro en su vehículo. Este es el momento en que James se dio cuenta de la necesidad de que los propietarios de vehículos pudieran mostrar sus personalidades en el capó de su vehículo sin tener que preocuparse por reparaciones costosas. Así nació Hoodfins.